Por Juan Marano, cantante en Vanakara
– ¡METCON! METCON! Ya estoy aburrida de este metabolismo de mierda – , grita la piba metida adentro de unas baiker Addidas tiro alto -. Acto seguido, sorbe agua de una botella plástica fluorescente bajo un cielo que jura tormenta y humedad para esta noche.
-¡METCON y CARDIO! – , sugiere el COACH en la Plaza San Pete allá por el microcentro de Ciudad Polución -.
-Upper Body y Middle Line!-, vocifera alguien tras un tapaboca que promete una sonrisa que no podemos ver mientras guarda una distancia prudente con el mundo entero y sobre todo, con la gente que no le agrada-.
Más allá, casi en el horizonte, se asoman un par de rascacielos corporativos.
Allí en una mesa de enchapado negro, un par de tipos de traje escriben nuestros destinos:
Queremos ir hacia una nueva meta: La pornocracia fit.
-¡Necesitamos borrar de un plumazo a la mitad de la humanidad! – , sostiene un emisario que envió Satanás para estos asuntos. – Allá arriba dicen que quieren una sociedad saludable cuyo único objetivo sea mejorar su apariencia en las redes sociales.-
Mientras tanto un Power Point lanza imágenes de comida saludable y bebidas energizantes sin gas y abdominales bañados en sudor.
Las acciones de PORNOCRACIA.INC están por las nubes. Satán siempre envidió un poco el destino trágico de Jesús y decidió dedicarse a los dividendos. A prestarle atención “a la gente común”.
– El problema es la gente que sigue tomando agua potable por un precio irrisorio”, dice el emisario de Satán con una voz de aguardiente. Acá vamos a tener que hacer algo. Necesitamos una nueva adicción.-
-El que quiera una vida saludable, deberá pagarla. ¿O acaso somos comunistas? -, grita Satán desde una videollamada acomodándose la corbata. Supe que Dios se aburrió de andar respondiendo plegarias boludas. En cambio yo sí que estoy en los problemas actuales del mundo.-
– Los datos que llegan son buenos -, continúa Satán con tranquilidad en el piso 107 del Building no sé cuánto.
– Dios está de Licencia, agrega – la pandemia se lo llevó puesto.
En ausencia de Dios ya sabemos que a la gente le encanta hacer un Dios de sí misma.
Nuestras acciones se disparan con cada plegaria que no llega.
Con cada favor que Dios parece no querer escuchar -.
Categorías: Literatura
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