El pasado domingo 23 de noviembre se vivió un encuentro singular y muy esperado en Deseo, el espacio cultural de Villa Ortúzar. La aclamada escritora argentina Mariana Enriquez, regresando temporalmente de su residencia en Australia, presentó una nueva versión de su performance literaria «Mis extrañas compañías». Más que una simple lectura, fue una inmersión íntima en el universo creativo y las obsesiones que dan vida a su perturbadora y magnética obra.

Un Rito Escénico entre Fantasmas
La cita, que comenzó cerca de las 20 horas, fue descrita como un «rito» performativo y casi un «concierto» que mezcló reflexión, humor, textos de alto vuelo y una cuidada puesta visual y sonora.

El evento buscaba desentrañar los rostros, voces e historias que han inspirado sus libros, desde su novela fundacional Bajar es lo peor hasta el más reciente Un lugar soleado para gente sombría. Enriquez, con la guía de la periodista Lala Toutonian (con quien ya había colaborado en presentaciones anteriores), recorrió sus temas recurrentes: el deseo como amenaza, el amor como enfermedad, la pasión que cruza lo político y lo social, la clase, el desarraigo y, por supuesto, la rabia.

La Banda Sonora de la Oscuridad
Uno de los componentes clave de la noche fue el aspecto sonoro. La performance de DJ Frantri, sumada a invitados sorpresa, creó una atmósfera densa y envolvente, funcionando como la banda sonora perfecta para el género gótico sureño y de terror que cultiva la autora.
Según trascendió, la intención de la puesta era que el público pudiera «sentir esas voces fantasmales que la inspiran», haciendo del encuentro una experiencia emocional y estética profunda. La sala se llenó de lectores ansiosos por escuchar a la escritora, generando un reencuentro emotivo con su público porteño, ávido de volver a conectar con una de las voces más potentes de la literatura contemporánea en español.

El evento en Deseo fue, en definitiva, una celebración de la literatura de Enriquez, un viaje sonoro y visual que reafirmó el vínculo especial que la autora tiene con sus lectores, demostrando que sus compañías más extrañas son las que más atraen.
Fotos Manu Uribe, Gentileza de Paula Niccolini