Por Pablo Natario
Disco 3. La Renga: «Despedazado por mil partes».
Como dije, voy en forma cronológica. Tengo que contar mi historia musical y esta tiene pasos. Algunas cosas fueron dando lugar a otras y sin unas quizás no hayan estado las otras.
En la entrega anterior me había quedado con el «Tercer Arco» de Los Piojos contando que fue el disco con el cual en la adolescencia, donde estaba empezando a darle rumbo a mi forma de pensar y de vivir, me había sentido identificado con sus letras, su simpleza, sus historias para contar. Mis historias o las historias de alrededor mío, contadas de alguna forma que me llegaba a identificar.
Como pasar por alto entonces este disco y esta banda? Salieron en esa misma época ambos discos, y los dos me hablaban casi de las mismas cosas.
La Renga desde un sonido un tanto mas crudo, mas visceral, en cuanto a instrumentos, a voces. Pero no menos identificatorio.
A eso se le sumó algo que yo aún no había notado y que entonces es lo que también me terminó de marcar, y quedar: «Las letras exigen, las letras preguntan, demandan, denuncian y exclaman. «En que lugar habrá consuelo para mi locura?» se pregunta el Chizzo en «El final es en donde partí». «A la carga mi rocanrol» suena como un grito de guerra haciéndole frente a la realidad que algunos quieren esconder, o ante la realidad que a algunos les conviene y por eso esconden. Te estoy hablando a vos, y te estoy diciendo verdades, aunque no te guste. «Ya que vas a escribir cuenta de mi pueblo, pobreza y dolor solo trajo el progreso» dice «Lo Frágil de la locura», concluyendo en un «Me preguntó de qué se ocupaban allá en la capital».
A todo esto se suman las mismas historias de barrio y amistades, siguiendo con esa identidad personal que ya estaba reconociendo. «La balada del diablo y la muerte»: la historia en la esquina. «Desnudo para siempre», las historias en el bar, en las calles, un protagonista introspectivo.
El «Es que la muerte está tan segura de vencer que nos da toda una vida de ventaja» del tema «Cuando vendrán». «Veneno» y «El viento que todo empuja», grandes temas.
Y el cierre con «Hablando de la libertad», uno de los grandes himnos de la historia de esta banda, que termina el disco diciendo «Morir queriendo ser libre, encontrar mi lado salvaje, ponerle alas a mi destino, romper los dientes de este engranaje».
Seguía la rebeldía adolescente, el gritarle al mundo que no estaba todo bien, el «acá estoy yo para decir algo», forjando una personalidad y una identidad musical que siguieron, también, a esta banda durante toda su historia musical hasta el presente.
Categorías: Discos Notas Especiales
{loadposition items_related}