Hoy el rubio alado cumpliría 56. Al frente de Nirvana, protagonizó tal vez una de las últimas rebeliones del rock. En 1991, con su disco Nevermind, llegó a la cima de todos los ranking, desplazando a súper estrellas de la música. Fue una auténtica revolución del rock, un movimiento que hizo que docenas de bandas emergieran y tuvieran la oportunidad de mostrar su arte a una audiencia masiva. Cobain reivindicó al punk rock, a su esencia de «hacelo por vos mismo», cómo así las ideas de igualdad y respeto entre todos.
Por un tiempo, el rock volvió a ser emocionante, desafiante y con ganas de ser una alternativa a un mundo que siempre se está hundiendo.
Kurt pagó un precio altísimo por su inmensa fama. Las drogas y cierta personalidad depresiva lo hundió rápidamente en una espiral auto destructiva feroz. No obstante, sus creaciones siguieron siendo potentes e indelebles. Su último disco, In Utero, fue un manifiesto poderoso, donde entre acoples y gritos, desnudó su cuerpo y alma al cantar sentimientos como «estoy tan cansado que no puedo dormir, soy un mentiroso y un ladrón» y «Qué más podría decir? Todo disculpas». In Utero fue una respuesta sincera a un malestar gigante. Si Nevermind fue un disco cristalino y super producido, su último disco es corrosivo y provocador.
En 1994 abrió sus alas y partió a la eternidad, no sin antes dejar una obra que siempre está vigente.