Texto y Fotos: Valentina Ebra
El domingo 14 de septiembre, Árbol celebró sus tres décadas de carrera con un recital inolvidable en el Teatro Ópera. Con una energía arrolladora, la banda desplegó un repertorio que combinó clásicos como “Cosa cuosa”, “Trenes, camiones y tractores” y “Suerte!”, junto con momentos sorpresa que hicieron vibrar a todos los presentes.
El tío Valen, a guitarra y voz fue el encargado de abrir la noche. Supo cautivar y ambientar al público haciéndolo parte del show. Valen sigue presentando su disco “Los mil y un fogones”.
El público respondió con un pogo poderoso que acompañó la intensidad del show, mientras la banda se mostraba cercana e interactuaba constantemente con la gente, transmitiendo esa energía inagotable que los caracteriza.
Uno de los puntos más emotivos de la noche llegó con los homenajes: sonaron “Bancate ese defecto” de Charly García, “Alta suciedad” de Andrés Calamaro y hasta una explosiva versión de “Jijiji”, en la que el cantante se transformó en un verdadero Indio Solari, generando un estallido colectivo. También hubo lugar para la fiesta con “La güera Salomé”, recordando a Lía Crucet.
Lo más sorprendente fue la solidez del grupo en vivo: Árbol sonó tan ajustado y potente como en sus discos, un mérito enorme después de 30 años de carrera. Cada integrante brilló, dejando en claro que el esfuerzo y la pasión siguen intactos.
Para el final, la banda eligió la emoción: el cantante mostró su guitarra restaurada, aquella con la que compuso “El fantasma”, y desató un instante íntimo que contrastó con la euforia del resto de la noche. El cierre llegó con “La vida”, entre saltos, gritos y aplausos interminables que confirmaron que Árbol con firmeza generó una gran celebración intensa como su propia historia.
